Regalo morfeico

Esa noche te miré, tomé tus manos
y mirándote a los ojos te besé...
esa noche fuiste tú, quien provocó todo.

El fuego de tus ojos me llevó hasta ti,
tu silencio y tú inocencia fueron cómplices,
esa noche que me pareció fugaz.

Fueron tantos esos días de espera,
y esa noche mágica sucedió,
se unieron tus labios y los labios míos,
tus manos a las mías, y nuestros ojos...
se abrazaron cómo lo había imaginado.

Esa noche eterna que nunca morirá,
porque cuando se toca el cielo en un sólo beso,
se escribe en el alma por la eternidad.

Y cómo esa noche estrellada y mágica,
en que besar tu boca bajo la luna plateada,
fue fiesta en mi cama, tres de la madrugada,

tú dormías y yo también.

A cientos de kilómetros...
tú dormías intacta,
yo era pura miel,
besar tus labios me mata,
Tú ni lo imaginabas,
me besaste y te besé,
tres de la madrugada,
tú dormías y yo también.

Adán Luna Hernández

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